El reconocimiento de la paternidad

La filiación, que no es más que la condición que se reconoce a una persona como progenitor de otra, comporta una serie de derechos y deberes entre procreados (descendientes) y procreantes (progenitores).

En la sociedad actual, y con la diversidad de opciones que existen para formar una familia no siempre va a coincidir la filiación con una relación biológica y sanguínea, pues existen las opciones igualmente válidas en derecho, como son la adopción o la procreación asistida con donación de gametos, en cuyos casos padre/madre e hijo/a no tienen por qué serlo biológicamente pero si en cuanto al resto de consecuencias jurídicas que normalmente se desplegarían.

En ocasiones nos encontramos que con un nuevo nacimiento i) no se reconoce a padre alguno, ii) no se reconoce al padre biológico pero sí a otro distinto –como por ejemplo en el caso de los matrimonios que existe una presunción a favor del marido de que sea el padre, aun cuando no sea así- o iii) incluso que se reconoce al padre pero con otra identidad que no es la suya original.

Las consecuencias de lo anterior hacen por un lado que el verdadero padre no tenga derechos sobre su hijo/a y, por ejemplo, no pueda visitarlo o convivir con él sin autorización de la madre, pero tampoco obligaciones, lo que en general a quién más perjudica siempre será al menor, que no solo no portara el apellido del padre, sino que no tendrá derecho a herencia o alimentos, entre otros.

Para el reconocimiento de la filiación de estos casos se podrán ejercitar acciones de reclamación de paternidad, que en algunos casos incluso podrán ser meras acciones declarativas ante el Registro Civil, si ambas partes consienten.

Si bien es habitual recurrir a las pruebas médicas para determinar la filiación biológica, no es el único método existente, pues según el caso podrá ser suficiente la demostración de la posesión de estado –ya de facto se venía ejerciendo como padre o madre, según el caso-, las declaraciones de testigos y/o prueba documental; aun así la pericial forense sigue siendo la práctica más fiable y segura.